Confirmado. La crisis económica y el desempleo han hecho que España cierre la puerta a la inmigración. O que la abra... pero sólo la puerta de salida. Según los datos del último padrón municipal, en España residen casi 5,73 millones de extranjeros. El dato revela el primer descenso de población extranjera en España. Sólo un 0,3% menos. Sólo 17.067 inmigrantes menos. Pero todo un giro radical en la evolución demográfica del país.
España pasó en apenas quince años de la total inexperiencia en materia de inmigración a convertirse en uno de los países de todo el mundo con mayor proporción de población de extranjeros (pese a la caída, representa el 12,2% de la población total, igual que el año pasado). En los años del milagro español, esa década larga en que la economía española crecía de forma permanente en el entorno del 3% y por encima de sus vecinos de la UE, el país se convirtió en destino deseado de la inmigración.
Entonces el volumen de población extranjera crecía de forma sostenida y registraba incrementos anuales verdaderamente disparatados: un 48% en 2001, un 44% en 2002, un 35% en 2003, otro 17% en 2004, un 25% en 2005... [Ver gráfico]. Con las vacas gordas el volumen de inmigrantes pasó de apenas unos centenares de miles a mediados de la década de los noventa a superar los cinco millones de extranjeros hace apenas tres años.
PIB e inmigración
El ‘efecto llamada’ fue el crecimiento de la economía española y un mercado laboral que parecía inagotable. Hoy que ese mismo mercado laboral se muestra agotado, las llegadas de inmigrantes frenan en seco e incluso parece evidente que empieza a haber salidas, ya sea a sus países de origen o a otros destinos europeos en que su economía ya da síntomas de recuperación. Ya hubo en 2009 un brusco frenazo de llegadas, cerrando el año con sólo un 1,8% más de extranjeros.
La coyuntura económica ha sido el factor más determinante en el crecimiento del contingente de inmigrantes, según confirma un informe del Banco de España. A partir de la cifra de entradas y salidas de extranjeros desde 1980 y de diferentes datos económicos y sociales, el Banco de España ha construido un modelo econométrico que identifica el crecimiento del producto interior bruto (PIB) español como el factor que mejor explica el incremento de la población extranjera, muy por delante de la ya existencia en España de comunidades de otras nacionalidades, la lengua compartida o la cercanía geográfica a los países de origen. Según las estimaciones que recoge el informe, por cada punto porcentual adicional de crecimiento de nuestra economía, la inmigración recibida aumenta más de un 10%.
En paralelo, el informe del Banco de España recoge una simulación de cómo se habría comportado la llegada de inmigrantes en caso de que la economía española no hubiera mostrado la fortaleza registrada en los últimos años. Si en lugar del fuerte ritmo de crecimiento alcanzado, España hubiera registrado datos similares a los del resto de Europa, entre 1998 y 2004 habría recibido un 14% menos de extranjeros, esto es, 461.000 inmigrantes menos que los que realmente llegaron.
El descenso de extranjeros que refleja el padrón parece, motivado por el frenazo económico de los últimos años y la actual situación de punto muerto, parece dar verosimilitud a la tesis que vinculan bonanza económica y el empleo a inmigración.
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